SANTIAGO IXCUINTLA BIEN VALE SU HISTORIA
(PUBLICADO EL 12 DE OCTUBRE DE 20011
Despues de la aparición pública del ahora senador Alonso Lujambio, no deje de pensar la última vez que nos encontramos cuando acompañé al presidente Pavel Jarero a gestionar las obras de la biblioteca y del estadio de béisbol. Fue hace pocos meses, que parecen años cuando vemos lo que la enfermedad lo ha minado. Ojala supere el terrible cáncer que padece y pueda seguir en su actividad lúcido y amable como siempre. (11-sep-2012)
Pavel Jarero y yo platicamos con Alonso Lujambio, Secretario de
Educacion, lo que fue Santiago Ixcuintla para la construcción del Nayarit del
siglo XX; el tabaco, el ensayo piloto de UNESCO, le contamos que fue destino de
trabajo de los secretarios de Educacion Gual Vidal y Jaime Torres Bodet y que
su acción visionaria había cambiado la perspectiva de vida para varias
generaciones, que de ahí se habían formado decenas de ciudadanos que habían
destacado en las letras, el periodismo, la política, la milicia y en otras
actividades.
Le
hablamos del gusto de los santiaguenses por la lectura, del respeto a las
tradiciones y a la cultura, de la feria y su certamen nacional de poesía. De lo
que significa el béisbol como elemento de cohesión social en la región y de la
necesidad de seguir impulsando el deporte entre los niños y jóvenes .Se mostró
dispuesto a apoyarnos, a buscar los caminos para construir el centro de cultura
y conocimiento que se pretende edificar en el centro de la cabecera municipal y
mejorar el viejo estadio "Revolución" y la infraestructura deportiva
del municipio. Hizo llamadas, dio instrucciones, vio con simpatía los
proyectos y designo a su secretario privado para que directamente con Pavel le
diera seguimiento a las propuestas.
Casi al despedirnos
le dije que Santiago era la tierra natal de Luis Castillo Ledon y que Ali
Chumacero (Si, el mismo Ali, ante su cara de sorpresa) al no presentarse como
mantenedor de los juegos florales me dijo que iría de rodillas desde El
Rebaje (popular barrio santiaguense) hasta el pie del altar del Señor de la
Ascensión. No dejó de asombrarse, nos despidió amablemente y prometió
vernos de nuevo.
Quizá
pensó que exagerábamos, pero al investigar, sabrá que me quede corto. Que
Santiago Ixcuintla bien vale su historia.
Mexico, DF
13 de octubre de 2011
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